
«I will welcome new, flourishing people into my life.»
-Purple Canyon Affirmation Cards
Así leía parte de la carta de afirmación del domingo. La traducción va por la línea de «le doy la bienvenida a mi vida a personas nuevas y florecientes.» Tan pronto la leí, mi mente corrió a reflexionar sobre las nuevas amistades que he podido cultivar en la complejidad de la adultez.
Los que me conocen saben que soy una introvertida por excelencia. Aprecio el silencio y disfruto mucho de la soledad saludable, de las que recargan. Mi grupo de amistades se ha mantenido relativamente igual durante muchos años. Algunas de mis mejores amigas hoy día estudiaron conmigo desde la escuela elemental o desde la superior. Esas mismas amistades perduraron y se fortalecieron durante los años de bachillerato. Y gracias a esas amigas he conocido otras que en la actualidad también considero hermanas de vida.
Mis amistades son mi familia escogida. I don’t like to take friendships lightly.
Pienso en esos primeros años luego de mudarme a San Juan y en lo difícil que se me hizo crear nuevos vínculos de amistad. Me limitaba a las salidas con mi pareja y mi hermano. Todas mis amigas estaban en otras partes de la Isla y coincidir no era tan fácil como esperaba.
No es hasta mediados y finales de mis veinte en los que, poco a poco, me fui abriendo a la posibilidad de establecer nuevas relaciones. Y tal vez suene tonto o como si estuviese haciendo un big deal out of nothing, pero la realidad es que a muchas personas se nos hace difícil el poder conectar, vulnerarnos y sostener amistades, especialmente durante la adultez. El ajetreo de la vida diaria y el bagaje emocional-social con el que muchas veces cargamos hacen que esas relaciones se puedan entorpecer o que puedan quedar en la nada.
A pesar de esa complejidad, me di la oportunidad de empezar desde cero y de ofrecer mi compromiso de afecto y sustento a quienes estuviesen dispuestxs a reciprocar. Así fue que coincidí con seres que jamás hubiese imaginado coincidir. Seres que me permiten ser parte de sus vidas y de quienes aprendo continuamente; seres que florecen y, a su vez, me ayudan a florecer.
Reafirmo que sí, le doy la bienvenida a personas nuevas y florecientes a mi vida. Y así se van añadiendo nuevxs integrantes a lo que hoy día considero mi familia extendida. Florecemos.
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